Los métodos como procesos que conllevan acciones, están presentes en la vida diaria de manera intuitiva o analítica. La práctica del diseño (gráfico / de información) no escapa a ellos, y para lograr la funcionalidad de su práctica debe aprenderlos.
Siendo la información el objeto de estudio dentro del diseño, se aplica una postura interesante sobre la práctica, ya que no radica su esencia en sus formas de representación, sino en la forma de la función que respalda: transmitir información.
Esto nos obliga a cuestionarnos sobre la influencia del diseño en la cultura, en la función de quien la practica ante la sociedad ¿cuál es la verdadera función social del diseño?
Voltear hacia el origen del diseño, hacia sus principios que nos recuerdan su función comunicativa y hacia una crítica a su situación actual, son postulados que nos dan directrices de estudio; de manera paralela surge una preocupación personal de ver en el mercado diseños concebidos y aplicados gráficamente sin haber sido pensados ni concebidos en un marco de información e investigación que los sustente, sin haber sido pensados en el mensaje a comunicar, en el usuario final ni en la función gráfica-comunicativa que debe cumplir.
Como consecuencia el producto de diseño final no cumple su función, adolece de bases que surgen de la información recabada en la investigación, que da sustento y forma al diseño. Las circunstancias radican en la concepción de la práctica, en la academia, en el terror a la información, en la apatía a la investigación, a vivir y sentir la profesión diariamente y a la sustentación del diseño.
La conciencia de nuestra función social, nos exige el manejo de información precisa y veraz que existe detrás del mensaje a comunicar a través de un producto de diseño ya que se ve reflejado en el cumplimiento de su función con quien lo ve, lo lee, lo analiza, lo entiende y lo aprende.
martes, 22 de enero de 2008
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